domingo, enero 02, 2011

Los primeros catalanes del año



Este año casi todos los "primeros bebés" nacidos en Catalunya son hijos de inmigrantes: Jazmine en Barcelona, Kaasem en Lleida, Iván en Girona y Belkir en Tarragona. Es una clara imagen de la Catalunya de hoy, plural y diversa. Y una postal de la Catalunya del futuro.

La mayoría de las noticias que publican los diarios al respecto hacen referencia a que estas familias son las primeras que no recibirán el famoso "cheque bebé", lo que ha dado pie a decenas y decenas de comentarios, la mayor parte de ellos anónimos, en las versiones digitales de estos medios de comunicación. Muchos de ellos rayan la xenofobia, pero lo más preocupante es la cantidad de afirmaciones infundadas, la mayoría de ellas falsas, que la gente se atreve a emitir y que contribuyen a consolidar rumores y mentiras que atentan contra la cohesión social, de la cual estamos más necesitados que nunca.

Creo que es bastante normal que muchos de los bebés que nacen estos días en nuestro país tengan padres de dirversos orígenes, dada la configuración de la demografía actual, pero a mí la proporción que se ha dibujado este año en particular me hace pensar un poco mal. Para empezar, este año el "primer bebé del año" llegó en el minuto 12 del día, cuando esto suele pasar en los dos o tres primeros minutos después de la media noche. Y, casualmente, casi todos de padres extranjeros... Sería interesante saber cuántos han nacido en los últimos minutos del 2010.

En fin, basta con recordar que esta ayuda sólo la recibían los hijos de mujeres que llevaran al menos dos años viviendo en en Estado español de forma legal y que, por lo tanto, habían estado pagando sus correspondientes impuestos. Esto, independientemente de la nacionalidad o situación legal del padre de la criatura. Como es de imaginar, esta política generó varias injusticias ya que algunas personas, aún cotizando, se quedaron sin recibir el cheque bebé.

Extinta la ayuda, se acabó la polémica. Pero la reflexión para el futuro cobra más importancia que nunca ya que, al parecer, todavía hay mucha gente no se ha dado cuenta de la nueva realidad del pais y que contribuye a difundir información tendenciosa que, además, en la mayoría de los casos no es correcta.

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viernes, diciembre 25, 2009

El año que termina...

El invierno parece una época propicia para la reflexión. Supongo que es el frío. También que los días son más cortos y parece que el tiempo libre en casa se distiende junto al radiador. Además, las reuniones familiares acentúan las ausencias y hacen evidente el paso del tiempo reflejado en el espejo de aquellos a quienes conocemos de hace tiempo y en los que somos capaces de reconocer las arrugas con más facilidad.

En estas fechas, miles de dilemas recurrentes cobran vida y se sientan a la mesa de la cena de navidad. Tienen forma de regalo, de brindis y de turrón. Pero, sobretodo, tienen el sonido del reloj. El cambio de año en el calendario se antoja como un momento propicio para hacer un alto en el camino, beber agua y mirar la hoja de ruta. Replantear el recorrido, buscar algún atajo o, incluso, cambiar de plan. Pero también para mirar el paisaje de nuestro alrededor. Aquellos parajes que a veces pasan a velocidad constante y se quedan como una línea de color vista de reojo.

Ahora quiero hacer un alto en el camino para contemplar lo mejor del 2009. Un año de reencuentros y de cambios. De viejos y nuevos amigos. De crecimiento en pareja. De viajes, mudanzas y visitas. De sorpresas, agitación laboral y nuevos proyectos. En esta parada quiero pensar también en cada una de las personas que han construido estos momentos conmigo y que han compartido las lágrimas y las sonrisas. Los éxitos y la incertidumbre. Las palabras y los silencios. Los encuentros y los desencuentros.

Y ahora, a beber un poco de agua, que la travesía debe continuar.

viernes, diciembre 04, 2009

Desde mi terrado



Viernes por la tarde en Barcelona. Los colores propicios para reflexionar y para acordarse de Aguascalientes, con su fama de tener "los mejores atadeceres del mundo". Seguramente no es verdad, pero qué más da. Además, nací en octubre.

jueves, diciembre 03, 2009

El eterno retorno

Lo conocí con Aura, de Carlos Fuentes, y en ese momento me pareció un concepto surrealista de esos que captan lo más profundo de tu atención por un motivo irracional. Pocos años después viví en el número 13 de una calle llamada Sant Elm y comprendí que los ciclos giran sobre sí mismos en forma de espiral. No sé tocan en un punto, pero se solapan en una bidimensión en la que se nos antoja conocer el rumbo que seguirá la trayectoria de lo que conocemos como tiempo.
La espiral ha dado un nuevo giro y me ha llevado, sin pensarlo, a reencontrar viejas obsesiones como la percepción de la realidad, el tiempo y el espacio. La neurobiología, las matemáticas, la física, la filosofía y el impulso de seguir una nueva zanahoria.

miércoles, julio 08, 2009

¡Sopresa!

Después de meses de no entrar al blog hoy me dí cuenta de que aún así recibe algunas visitas de vez en cuando... y me sentí mal. Casí me había olvidado de cómo funciona y me resisto a dejar que muera, a pesar de que lleva dos años sabáticos que supongo que podrían haberle sentado bien. Pero la única manera de comprobarlo es volviendo a las andadas. Y creo que hoy puede ser un buen día para ello.

domingo, diciembre 09, 2007

Año nuevo

El 2007 se me ha pasado como agua entre los dedos. Muchas cosas, trabajo, viajes, estrés, responsabilidades, traiciones, sopresas, aprendizajes, crecimiento, amigos, pocas fiestas y cambios importantes.
Pero todo parece tomar sentido ahora. Al final, después de haber pasado tanto tiempo en un trabajo al que tenía que dedicar toda mi energía, parece que los miedos se han discipado. El paso fue difícil de dar, pero ahora parece inpensable mirar atrás. Creo que, en el fondo, los cambios siempre dan miedo. Pero la sensación de tener el control (sólo la sensación) parece que trae nuevas energías.

viernes, enero 19, 2007

Mentira podrida...

Odio las mentiras, casi tanto como al frío o la prisa. Son una de esas cosas que perforan el alma y dejan una sensación de vacío irremediable.
Creo que no importa tanto la "sustancia" de la mentira, como la cantidad de detalles que la rodean para hacerla una escena a la que puedes casi viajar, acompañada de olores, sensaciones, momentos... todo.
¿Ahora cómo le hago para volver a creer??? si alguien es capaz de mentir en una tontería sin importancia ni trascendencia alguna, inventando cualquier cantidad de detalles, ¿por qué no lo haría en otras situaciones de mayor relevancia?.
Y todo por una puta coliflor...